sábado, 20 de junio de 2015

Hay una tristeza inherente a las cosas
que las hace bellas
y no quiero llegar a comprender nunca.

Hoy he tenido un sueño triste
y he despertado en una cama carente de nada,
en unas sábanas blancas y tristes,
y en el balcón mis plantas me miraban tristes.

He salido a la calle y era pronto.
Los domingos por la mañana
Madrid se pone más bonita que nunca:
pasearla así ha sido como ver una estrella fugaz,
y me ha parecido todo tan triste
que me he puesto la canción más triste de mi cabeza
y he deseado la soledad.

Me he acordado
de todo lo que he olvidado
y he maldecido el paso del tiempo por un momento;
después he leído que la mujer de Cortázar
tenía los ojos azules y apenados,
y el mundo me ha parecido algo más sencillo,
pero también más triste.
Los fantasmas también quieren flores,
pero la gente solo tiene miedo.

He visto a una pareja sentarse separada
en el metro
con los ojos a un centímetro de distancia,
a una niña reírse a carcajadas de una verdad,
dos manos besarse en una terraza,
una tierra abandonada a través de una ventana
y a alguien pensar en otra vida,
y me he puesto triste
al verme en todos ellos.

Después,
he vuelto a casa,
a mi refugio blanco y triste,
a mi paz en calma culpable,
al fin de cada comienzo,
y te he mirado tranquila y bella,
en el sofá y en tu universo
de estrella fugaz,
y he dejado toda la tristeza en la puerta.


Por suerte,
existes.

Y por suerte, también,
no solo existes,
sino que te colocas aquí,
justo al lado de todo lo que está lejos
para estar cerca.

Y por suerte, aún más,
no solo existes
y te colocas aquí,
sino que es en ese exacto lugar
en el que me haces pensar
que merezco habitarlo,
conocer los rincones que lo atajan
y saber mirarte también
cuando cierro los ojos.

Como un sueño.

Como el sueño que aparece
en el momento preciso
en el lugar que tú ocupas.


Algo

Que mi risa fue tu risa
y algún día nuestras lágrimas fueron una,
pero dejaron de hablar el mismo idioma
cuando tus sonrisas
fueron balas contra mi pena,
cuando tu tristeza
arremetió ahogada contra mi alegría.

Que siempre colocaré la verdad
frente a mis huellas,
que no daré respuestas
a quien no acepta mis preguntas,
que no iré a aquel lugar
en el que no me reconozca,
que no daré la mano
al que me señala con el dedo.

Que nunca me perdiste:
dejaste que me fuera,
que es la peor forma que existe de abandono.
Para el que se queda.
Y esa será tu mayor condena.



Pero no,
no diré nada que enturbie mi paz, 
que moleste la duna calmada 
que reside en mi conciencia.

Mejor me voy
sin decir nada que no sea un espacio vacío
-lo que te mereces: nada-, 
porque irse en silencio hace más ruido
que cualquiera de tus gritos.

Y yo ya he pasado de canción.

viernes, 12 de junio de 2015

Entre tantas hazañas mías, estás vos.


Puedo decir que cuando me di cuenta ya estaba inundada en la realidad, ya estaba inmersa en sus ojos. Ya era tarde. Ya el hilo se había cortado, ya no había sitio para los dos, ya los sueños se volvieron momentos para matar el tiempo, ese tiempo que sin darnos cuenta, nos mató. 

Ahora compartimos lo mismo, buscamos eso que no encontramos, y quién sabe qué es lo que buscamos, pero no éramos  a nosotros o por lo menos ahora no. 
-Y si me atacan tus besos juro que no me defiendo-

miércoles, 10 de junio de 2015

De ese tipo de personas

Era de esas personas que lo cambian todo, era de esas personas que aparecen para dar un poco de luz a tanta oscuridad, pero de esas que vienen a hacernos feliz solo por momentos, ello lo veía así. 
Era de ese tipo de personas que miran el alma, que desnudan el corazón y tapan heridas con frases bien hechas. De esas personas que causan nervios y miedo, ese miedo que se siente cuando se imagina que es de esa clase de personas que crean sentimientos lindos.
De ese tipo de personas que pueden dibujar un arco iris cuando ni siquiera hay un cielo, ya saben de esas que besan lindo, de esas que mucho no hay que esperar para entender al instante de qué sueños y mariposas están hechos, por lo menos ella lo veía así y le gustaba. 
Podía ser alguien que al observar te cautivaba, de esas que siembran brillos en tus ojos por más que pasen horas mirando al mismo punto, de esas que tejen tan rápido en vos, pero principalmente era de esas personas que se debe estar lo menos cerca posible para mantener la cordura...
Él, el era de ese tipo de personas, de ese tipo de personas que no saben lo que logran, de las que actúan sin intención, las que se quedan volando en tus sueños sin pedir permiso, las que en tan poco tiempo son de las personas que te hacen sentir frías las manos y sonreír sin motivos o quizás si haya un motivo.


Él es de ese tipo de personas que ella no podía darse el lujo de amar.