Así fue con él. Simplemente se dejo llevar, me abrió sus puertas y yo entré por completo, como un hermoso poema
...Cualquier lugar es mi hogar, si eres tú quién abre la puerta....
Me dedicó las mejores palabras, las más lindas, endulzo mis oídos con cosas que cualquier boca pueden decirlas pero no todos los corazones pueden expresarlas.
Hay cosas que no se pueden olvidar, incluso cuando uno pierda la memoria, como el día que se siente realmente que una persona te entrega su corazón. Que bello es encajar, tener su cuerpo solo para mí, sus caricias exclusivamente solo para mi piel, y sus brazos solamente para los míos. Tomados de la mano, caminando, susurrando muchas cosas al oído, siendo como nos salía felices.
Él era mi mundo, y yo era el suyo, no sólo nos complementábamos, eramos un par de almas fusionadas.
Y es que a veces a mi tristeza se le escapa tu risa, y no se que hacer con tanta vida!
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