Me dejaste un beso en la gaveta y un brasier tirado en el sofá, un ataque de celos en la mesa y tu perfume pegado en la pared. Me dejaste el mundo de cabeza y un grito en el contestador que anunciaba con toda certeza que esta vez se te acabó el amor. Me dejaste un pero y un por qué unos cuantos insultos y un adiós una duda flotando en mi cabeza y la promesa de no volver jamás. Me dejaste el tiempo que perdí.
{Y yo a pesar de eso, te agradezo que lo hallas hecho, porque gracias a eso hoy soy feliz.}
Hoy aquel nombre que empieza con G, (G de garca. Punto aparte) solo retumba en mi cabeza, pero mantiene mis sentidos en orvita. Hoy no me mueve ni un pelo ese nombre.
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