miércoles, 6 de abril de 2011


Hubo un día en el que me sentí diminuta, me sentí débil, me sentí incapaz de muchas cosas. Hubo un día en el que empecé a conocer, empecé a caminar por mis propios medios, empecé a valerme por mi misma sin tener que depender de alguien mayor, empecé a madurar. Hubo un día en el que me sentí mujer, me sentí única, me sentí fuerte, sentí que crecí. Hubo un día en el que conocí al amor en una sola faceta, conocí la parte de princesas y príncipes, luego apareció a bruja, y por primera vez caí. Hubo un día que el amor se asomó por segunda vez, esta vez de enserio, me enamoré, creí, confié, hubo una vez que me equivoqué, me arriesgue, me desilusioné. Hubo un día en el que, puedo decir que me sentí triste, me desperté y sentí el corazón roto, me sentí desilusionada, me sentí sin ganas de seguir, sin ganas de vivir. Ese mismo día dejé de creer en el amor. Hubo un día en el que me llene de odio, en el que me cerre al mundo, un día que pensé que nada valía la pena, ese día las conocí. Hubo un día en el que encontré un circulo de amigas, hubo un día que volví a reír, volví a sentirme viva. Hubo también un día en el que empecé a abrirme. Hubo un día en que el amor apareció en todas sus facetas, ese día lo conocí, aprendí amar, a cuidar, a sentirme amada y valorada, ese día me entregué. Hubo un día en el que volví a creer en el amor, y pinté un mundo lleno de rosas.

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